Exclusivaslatinoamericanas

Turismo religioso de primer orden

CIUDAD CARGADA DE HISTORIA, SU GRAN PATRIMONIO MONUMENTAL, SUS PAISAJES, SUS FIESTAS, SUS GENTES, HACEN DE CARAVACA DE LA CRUZ, EN MURCIA, UN DESTINO PRIVILEGIADO Y ATRACTIVO PARA LOS VISITANTES

FOTOS: RAÚL PICÓN / RAMÓN MARÍN

Caravaca de la Cruz es cabecera de la amplia Comarca del noroeste murciano y población de referencia de otros municipios de las vecinas provincias de Granada, Jaén y Albacete. Ciudad cargada de historia, su gran patrimonio monumental, sus paisajes, sus fiestas, sus gentes, hacen de ella un destino privilegiado y atractivo para los visitantes.

Protegida por su Cruz de doble brazo, está situada a 625 m.s.n.m., con una extensión de 859.3 km2 y supera los 25 500 habitantes. En lo que hoy constituye su término municipal, encontramos en el paleolítico los primeros vestigios de población humana. A partir de ese momento, otros pueblos y otras culturas se instalaron en ella: diversos yacimientos argáricos, ibéricos y romanos así lo atestiguan. Sin embargo, no podemos hablar de Caravaca como núcleo urbano hasta la plena época de dominio musulmán en la península. Fue villa de la Orden del Temple hasta 1285 y, posteriormente, de la Orden de Santiago.

En 1344, Caravaca entró a formar parte de las amplias posesiones del señorío santiaguista en el Reino de Murcia. Se integró en la línea defensiva compuesta por la ciudad de Lorca y las villas de Moratalla y Yeste, constituyendo uno de los baluartes principales de la frontera occidental del reino.

Un siglo antes, concretamente en 1232, se produjo el Aparecimiento de la Cruz de Caravaca, que marcó de manera definitiva la historia de la ciudad. Desde época muy temprana hay un reconocimiento oficial por parte

de la iglesia hacia la Cruz de Caravaca. Así consta en varias bulas y documentos por los que se conceden privilegios e indulgencias a los peregrinos que venían a adorarla.

El nombre oficial con el que se denomina a la Reliquia en los documentos es el de «Vera Cruz», es decir, la Verdadera Cruz, denominación que solo se otorgaba al leño de Jerusalén, encontrado en el sigo IV por Santa Elena. Asímismo, la iglesia le concedió en 1794 el Culto de Latría, equivalente al que recibe el Santísimo Sacramento.

La Cruz está presente en la mente popular ya en pleno siglo XIII, pues esto fue lo que indujo al Concejo Municipal a que tuviera su lugar en el escudo de la ciudad. Una vez finalizadas la revueltas de frontera con Granada a mediados del siglo XV, observamos la rápida difusión que experimentó el conocimiento, devoción y fama de la Cruz; en principio auspiciado por la monarquía española y la proyección occidental que experimentó la política y dominio español.

En la ciudad empezaron a asentarse, además, numerosas órdenes religiosas: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, que estuvo siete veces en Caravaca, fundaron sendos conventos carmelitas; por lo que no hay duda, ya que es un hecho contrastado históricamente, de que la gran difusión que hoy día tiene la Cruz en Iberoamérica

tiene como principales artífices a las órdenes religiosas, especialmente aquellas que estuvieron asentadas aquí.

Las órdenes de franciscanos y carmelitas se establecieron muy pronto en América y el trasiego de religiosos peninsulares hacia las indias occidentales fue frecuente. Otra que contribuyó en gran medida a que la Cruz se conociera en aquellas tierras fue la de los jesuitas. Posiblemente de las tres citadas, esta última haya sido la que incidió más profundamente en este aspecto por ser, quizá, la más volcada al exterior de las cuatro que residieron en nuestra ciudad.

UN ANTES Y UN DESPUÉS

No obstante, Caravaca alcanza el punto álgido del desarrollo político y económico a lo largo del siglo XVIII, favorecido en gran medida por la exportación de cereales y cáñamo.

A principios del XIX se cifran sus recursos económicos en los montes de pinos y esparto, producción de cereales, lino, aceite, legumbres, frutas y hortalizas, cáñamo, gran número de ganado lanar y cabrío, industrias de paño y lienzo, jabón y aguardiente. Gran parte de este desarrollo se llevó a cabo bajo el dominio de la Orden de Santiago, a la que dejó de pertenecer en la primera mitad del siglo XIX. Por tanto, durante cinco largos siglos dicha Orden estuvo custodiando a nuestra Reliquia, a la par que fue generadora del progreso, crecimiento y prosperidad del municipio.

En 1849, le fue otorgado a Caravaca el título de Ciudad, por la reina Isabel II. Actualmente, el carácter emprendedor de su

El aparecimiento de la Cruz de Caravaca en 1232 marcó de manera definitiva la historia de la ciudad. Desde época muy temprana hay un reconocimiento oficial por parte de la iglesia hacia la «Vera Cruz», es decir, la Verdadera Cruz, como se le denomina a la Reliquia en los documentos

población ha hecho que este territorio experimente un ritmo de crecimiento muy dinámico, con amplios equipamientos, en su mayoría de carácter comarcal.

El 9 de enero de 1998 se produjo un acontecimiento en Caravaca de la Cruz que marcó un antes y un después en su desarrollo histórico y turístico: la concesión por parte de la Santa Sede de un Año Jubilar a Perpetuidad en torno a la Stma. Cruz de Caravaca, que habría de celebrarse cada 7 años, a partir de 2003.

Dado que este privilegio lo poseen muy pocas ciudades en el mundo, se empezó y se sigue

trabajando para que Caravaca de la Cruz llegue a convertirse en un destino de turismo religioso de primer orden, complementándose y contribuyendo a ello el gran potencial de recursos patrimoniales, culturales, festeros, medioambientales y gastronómicos con que cuenta.

Caravaca de la Cruz consiguió además que sus fiestas patronales fueran declaradas de Interés Turístico Internacional, por resolución del 4 de noviembre de 2003 del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Estas se celebran del 1ro. al 5 de mayo y destacan no solo por el importante aspecto religioso que conllevan, sino también por la participación de Moros, Cristianos y Caballos del Vino, que rememoran hechos acaecidos en el largo período en que Caravaca fue plaza fronteriza con el reino nazarí de Granada. Por tanto, dichos eventos son de gran calado popular y participativo tanto a nivel nacional como internacional.

Similar ocurrió con la Fiesta de Las Cuadrillas, declarada de Interés Turístico Nacional por resolución del Ministerio de

Gran parte del desarrollo de Caravaca se llevó a cabo bajo el dominio de la Orden

de Santiago, que durante cinco siglos estuvo custodiando la Cruz de Caravaca

Industria Comercio y Turismo, del 25 de enero de 2011. La misma tiene lugar en la pedanía caravaqueña de Barranda el último domingo del mes de enero. Su gran mérito consiste en haberse convertido en un clásico entre las fiestas populares del país de la música de raíz, siendo la primera que apostó por este tipo de folclor. Ese día la pedanía se transforma en un enorme escenario popular donde se toca, se baila y se disfruta de la buena gastronomía de la zona.

Sin embargo, el de Los Caballos del Vino resulta el festejo más popular y atractivo de todos los del municipio, en el que más de 60 caballos, enjaezados con lujosos mantos bordados en seda e hilos de oro y plata, se tornan verdaderas obras de arte.

Cada 2 de mayo estos corceles salen a las calles caravaqueñas preparados para participar en dos concursos: uno de Enjaezamiento con premio al mejor bordado; y otro de Carrera, donde gana el caballo más veloz. Este singular festejo fue declarado, el pasado 16 de diciembre de 2020, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Por todos esos valores es Caravaca de la Cruz, sin dudas, uno de los municipios más emblemáticos e importantes del panorama turístico.

El 9 de enero de 1998 se produjo un acontecimiento que marcó un antes y un después: la concesión por parte de la Santa

Sede de un Año Jubilar a Perpetuidad en torno a la Stma. Cruz de Caravaca

SUMARIO

es-es

2021-04-06T07:00:00.0000000Z

2021-04-06T07:00:00.0000000Z

https://revistasexcelencias.pressreader.com/article/281784221901702

Exclusivas Latinoamericanas