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El corredor del acantilado

DEL TÚNEL DE GUOLIANG, EN CHINA, SE DICE QUE ES UNA DE LAS CARRETERAS MÁS PELIGROSAS DEL MUNDO, CONSTRUIDA EN Y A TRAVÉS DE LA LADERA DE UNA MONTAÑA

Por Amparo López Rego

El Túnel de Guoliang es, sin duda alguna, un monumento al empuje y tenacidad del hombre; a su espíritu de supervivencia, conquista y superación. Un camino que se yergue en la majestuosidad de un panorama surrealista, amplifica los miedos y no admite equivocaciones.

Los sorprendentes acantilados de las montañas Taihang, en la provincia de Henan, China Central, acogen esta sorprendente y titánica obra de ingeniería, un corredor socavado en la montaña al borde de altos precipicios, una senda a través de pura roca para proporcionar acceso a un pueblo en la cumbre: el pueblo de Guoliang.

La villa de Guoliang, con su pequeña población, se yergue a más de 1000 m por encima del suelo, rodeada de picos de montañas. Conocido como «pueblo de piedra», destaca por sus construcciones levantadas con peñascos irregulares: casas antiguas, muros de los patios, corrales para pollos, pocilgas para cerdos, mesas, bancos... los visitantes quedan maravillados ante un estilo de vida rústico donde lo simple campea.

Medio siglo atrás, 750 escalones tallados en piedra que cargan ya más de 600 años eran la única vía para entrar o salir de Guoliang; peldaños que simbolizaban pobreza son hoy evidencia de la historia de la villa. El empinado tramo, conocido como «Escalera al Cielo», acarreaba innumerables riesgos, incluso para los aldeanos más ágiles. ¿Qué decir entonces de los que enfrentaban los niños? Asistir a la única escuela disponible, que yacía a los pies del abismo, se convertía en una aventura temeraria y hasta fatal.

De tal suerte, en 1972, trece lugareños, después de vender cabras y cultivos para recaudar fondos, empuñaron martillos y otras herramientas manuales y, con una firmeza y audacia que van hasta lo inimaginable, bajo la guía de un aldeano de nombre Shen Mingxin, sin equipos eléctricos ni maquinarias adecuadas, comenzaron a golpear y a ahuecar la montaña. El túnel progresaba lentamente. En las fases más difíciles, les tomaba tres días adelantar un metro. Por cinco años, en los cuales perecieron algunos trabajadores y otros se lesionaron, la mole de piedra fue trepanada y el túnel adquirió forma. Finalmente, el 1.0 de mayo de 1977 se abrió al tráfico.

Cinco años, 4000 martillos, 12 t de acero, una cantidad tremenda de cinceles y, tristemente, algunas vidas reclamó la conquista del hercúleo propósito: el túnel de Guoliang, uno de los más famosos del mundo, «la carretera que no tolera errores», como muchos la llaman.

El túnel

Cuentan que es impresionante y asusta. Nos referimos a una vía de 1,2 km de largo y 4 m de ancho. Un solo desliz al conducir por él las tiene todas para ser letal.

Su silueta zigzagueante, con 30 ventanas abiertas al abismo, bordea precipicios, y eso, de por sí, paraliza a cualquiera. De otra, están sus acentuadas y ciegas curvas y contracurvas que no permiten al chofer divisar qué espera a la vuelta, al punto de que algunos afirman ver sus nudillos tornarse blancos de tan fuerte sujetar el timón.

Por si fuese poco, agréguele al reto los cambios de iluminación entre espacios cubiertos y abiertos. Hay que transitar despacio, con los faros encendidos sin importar la hora, y tocar la bocina con sistematicidad. ¡Ah! y todo el tiempo desplegando la paciencia de un monje.

La mayoría de los percances en el túnel, algunos funestos, son causados principalmente por descuidos del viajero, por subestimar la dificultad de la carretera. Una falta, aun la más pequeña, puede poner en juego la vida.

Atracción turística

El túnel de Guoliang es una ruta extremadamente pintoresca y un destino clave en el mapa turístico chino.

El paso gira, gira y se retuerce mientras franquea trechos inconcebibles. Sus paredes muestran una diversidad increíble de formas: algunas se exhiben ordenadas y planas; mientras otras lo hacen con una textura totalmente desigual. Los espacios abiertos son ventanas a panoramas alucinantes.

Si bien para los residentes en Guoliang la villa ha adquirido demasiada notoriedad, no es menos cierto que las ganancias que aporta el turismo han permitido la prosperidad de la zona. Ahora hay hoteles, puentes, y otras nuevas edificaciones que facilitan recorrer el área a los excursionistas. No obstante, es necesario chequear siempre con anticipación si el camino está abierto al tránsito.

El túnel recibe autos, ómnibus -aunque los autobuses con destino a la villa son escasos— y caminantes.

Guoliang, su túnel y su entorno han sido utilizados como lugar de rodaje para películas y series televisivas; y es que con seductores accidentes geográficos, pasmosas vistas, y lo interesante de sus tradiciones e historia, regala una atmósfera ideal para soltar la imaginación y desencadenar emociones. De hecho, Guoliang acapara el puesto N.0 1 en China para filmar cine y televisión, e inspira proyectos de pintura y fotografía de muchas academias de arte y organizaciones culturales.

En opinión de muchos, el túnel de Guoliang es el segundo camino más peligroso del mundo —afirman que el Camino de la Muerte, en Bolivia, es todavía más mortífero. Comoquiera, el de Guoliang arrebata el aliento y, sin discusión, demanda el respeto continuo al valor de aquellos trece villareños que, hace 50 años, arrancando entrañas de piedra, abrieron paso.

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2022-09-26T07:00:00.0000000Z

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