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Se nos fue Morales, pero nos dejó su gran historia

LO QUE NADIE HIZO Y TODOS QUERÍAMOS SABER, LO REALIZÓ ORLANDO A. MORALES. CON PACIENCIA INFINITA, RECOPILÓ POCO A POCO DATOS DE LOS ÚLTIMOS 120 AÑOS DEL AUTOMOVILISMO EN CUBA, LA HERENCIA QUE DISFRUTAREMOS EN SU AUSENCIA

Por Willy Hierro Allen

AMorales lo conocí como suele ocurrir entre los amantes del mundo del motor: entre automóviles y motocicletas. Inmediatamente establecimos una complicidad manifiesta: conversar del automovilismo y motociclismo de Cuba y el mundo. En cada actividad y evento, intercambiábamos las «parrafadas» del momento.

Pero lo que más disfruté yo de nuestra amistad (y probablemente él) fueron las largas pláticas celebradas en su apartamento del Vedado, en La Habana, donde descargábamos vivencias y elementos que, a día de hoy,

conforman parte de la historia de los autos y las motos en Cuba, así como de sus incidencias, por qué no, en el mundo.

Por Morales supe que Louis Chevrolet vino a Cuba y compitió en carreras celebradas en el hipódromo de La Habana (Oriental Park). Fue durante la conferencia que dio al costado del Hotel Sevilla, cerca del Prado habanero, organizada por el Club de Autos Clásicos y Antiguos «A lo Cubano». Toda la calle estaba llena de autos Chevrolet de mitad del siglo pasado.

Era un acucioso investigador de todo lo publicado. Por esa razón me llamó cierto día para comunicarme que se había enterado de que yo había ganado una carrera de motos en la Avenida del Puerto de La Habana, a inicios de los años 60. Y así fue que tuvimos otro tema de conversación, donde casi siempre yo aprendía más que él.

Por su connotada sabiduría, lo invité a escribir de un tema que a ambos nos apasionaba: el automovilismo en Cuba. Fue un reto narrar carreras efectuadas seis décadas atrás. Así, en la cuarta edición de la revista Excelencias del Motor, 2007, Morales publicó su primer trabajo del automovilismo: «La Fórmula 1 en Cuba».

Luego publicó de las carreras entre ciudades: Pinar del Río-Habana, Sagua-Habana, Habana-Güines-Cienfuegos… y tantas otras en aeropuertos como La Cayuga o Ciudad Libertad; y también en avenidas y repartos capitalinos como la carrera de la Avenida 26, en el Vedado (los autos pasaban a toda velocidad frente al cine Acapulco), o Las 4 Horas de Alamar.

A Morales lo invitamos al Salón de ExM (I y II) para que presentara su libro en proceso, igual que lo hicieron otros autores como Alfonso Cueto (Los Abuelos de los Almendrones) y Marcelo Gorajuría (Historia y Pasión del Automovilismo en Cuba), pero no pudo asistir: su salud no se lo permitió. Y muchos lo lamentamos. Se le extrañaba.

Una mañana dominical, en el curso de una de las habituales actividades del Club de Autos Clásicos y Antiguos «A lo Cubano», en el parqueo del Cabaret Tropicana, hicimos un aparte Manuel García (Castrol-Cuba), otros amigos y yo, para revivir lo escrito por Morales en un volumen especial de ExM, en su honor. Pero la COVID-19 lo trastocó todo.

Ahora estoy feliz porque, finalmente, la magnífica gran historia de Orlando Morales Pulido, 120 Años del Automovilismo en Cuba, está por salir. Se dividió en dos tomos. El primero trata sobre la entrada de los automóviles a Cuba y el origen universal de este medio de transporte. El segundo, sobre «La Historia de las Carreras de Automóviles en Cuba», las primeras del mundo, las nacionales e internacionales celebradas en el país, y personalidades del mundo de la velocidad a motor que nos han visitado.

Son volúmenes que los que amamos el mundo del motor no nos podemos perder. Y en cada párrafo está el quehacer de Morales.

Gracias, amigo, por dejarnos este excelente tesoro como herencia. Gracias.

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2022-07-22T07:00:00.0000000Z

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