Cinco destinos imperdibles

País extenso, con una gran cultura, historia, gastronomía, naturaleza…, México tiene muchos lugares impresionantes que te recomiendo explorar, y donde, por supuesto, muchos de sus 132 Pueblos Mágicos estarían siempre incluidos en cualquier hoja de ruta. Particularmente tengo cinco estados, de los 32 con que cuenta el país, que llaman mi atención y te comento por qué.

Quintana Roo es la cereza del pastel. Las playas del Caribe Mexicano, están consideradas dentro de las 3 más hermosas del mundo, particularmente,

Cancún, Bacalar, Isla Mujeres y Tulum. Si buscas diversión nocturna, una noche en el Coco Bongo, centro nocturno más conocido, será una experiencia inolvidable. México alberga más de 150 zonas arqueológicas. En este estado existen 14: El Rey, San Miguelito, Yamil Lu'um,

El Meco, Xamanhá (Playa del Carmen), Xcaret, Xel-Há y, por último, la más importante, Tulum, único sitio frente al mar Caribe. En la antigüedad tenía el nombre de Zamá que significa amanecer, su nombre actual, Tulum, significa «recinto o muralla».

¡Qué les puedo platicar de Guerrero! En mi opinión el segundo estado turístico más antiguo después de Morelos, con tres ciudades importantes para el turismo, Acapulco, Ixtapa Zihuatanejo y Taxco de Alarcón.

En Acapulco se creó el primer producto turístico, los Clavadistas en la quebrada, espectáculo único con temerarios clavadistas que se lanzan desde los acantilados a una altura de 35 metros (136 pies) a una angosta entrada de 7 metros (22 pies) de ancho y 4 metros (13 pies) de profundidad. El espectáculo se lleva a cabo desde 1934.

Y cómo no mencionar, claro, los jueves pozoleros, platillo elaborado con pollo o carne de puerco o bien mixto en un plato sopero con salsa y lechuga. Taxco de Alarcón es famosa por su procesión del silencio en Semana Santa, la elaboración de joyería fina en plata y las visitas a las grutas de Cacahuamilpa.

Si yo decidiera jubilarme y pasar mis últimos años en algún lugar, Puebla sería una de mis opciones; su clima, naturaleza, historia y su gente lo hacen el destino ideal. Puebla cuenta con 10 Pueblos Mágicos: Atlixco, Chignahuapan, Cholula,

Cuetzalan del Progreso, Huauchinango, Pahuatlán, Tetela de Ocampo, Tlatlauquitepec, Xicotepec y Zacatlán de las Manzanas. La verdad no me atrevería a decirte cuál visitar primero.

En la capital se encuentra la biblioteca más antigua de América, la Biblioteca Palafoxiana, recinto bibliográfico fundado por el obispo español Juan de Palafox y Mendoza en 1646. Ubicada en el centro histórico, fue incluida por la UNESCO como parte del Programa Memoria del Mundo desde 2005. De su gastronomía hay mucho que contar y no bastarían 10 páginas para hablar de ella. En lo particular me encantan los chiles en nogada, el mole poblano, enchiladas poblanas, las cemitas y, por supuesto, los molotes.

El cabrito llegó a nuestro continente a través de los españoles en el siglo XVI, pero también existe la teoría de que fueron los judíos quienes trajeron consigo la tradición de la crianza y el consumo de la carne y la leche del ganado caprino. Finalmente, en 1594, los indígenas Tlaxcaltecas se asentaron cerca de la Villa de Santiago, e iniciaron la crianza de rebaños o majadas de cabras y ovejas. Fue Coahuila uno de los estados que adoptó a la especie, quien rápidamente se adaptó al clima extremo de la región.

Las condiciones desérticas del Estado complicaban el desarrollo de la gastronomía. El cabrito a la leña o a las brasas surge de la necesidad de los pastores de alimentarse durante sus largos recorridos en el desierto, de ahí que a esta preparación se le conozca como «cabrito al pastor» y se suele acompañar con tortillas de harina de trigo, pues el cultivo de esta gramínea, junto con la vid, se desarrolló en la región desde el arribo de los españoles.

Desde entonces se considera a Coahuila la tierra del cabrito, del vino y del trigo.

La ruta gastronómica «La Senda del Cabrito en Coahuila» inicia de manera natural, pero fue el Estado quien se encargó de estructurarla de una manera organizada para enaltecer la

identidad de la cultura caprina. Asimismo, se fortalece el desarrollo económico en el área rural y urbana, y se busca posicionar al estado de Coahuila como uno de los principales destinos turísticos del norte del país, a través de la difusión de su patrimonio gastronómico. También se aspira a preservar, a través de las nuevas generaciones, el consumo del cabrito y las tradiciones en torno a este alimento y mejorar la situación rural actual.

Si de probar la esencia de la gastronomía en Coahuila se trata, el cabrito está presente en restaurantes, ferias, concursos, festivales, cocineras tradicionales, en muchas celebraciones familiares y en los fines de semana de las familias norestenses.

La Ruta se compone por

RESTAURANTES

Cada vez son más los municipios que se ha sumado a la ruta, ofreciendo al turista este delicioso platillo a través de pequeños y grandes restaurantes. En esta área no podemos dejar de mencionar a la familia Cárdenas Cantú, cuyos miembros han sido los principales encargados de preservar esta tradición, con la venta y crianza del cabrito en Saltillo, ciudad capital.

Los Cárdenas no han llevado el cabrito a los paladares coahuilenses de una forma tradicional, sino que el chef Juan Ramón Cárdenas Cantú lo ha elevado a un nivel gourmet, a fin de llevar este platillo a todos los estratos sociales, e incluso, lo ha dado a conocer internacionalmente.

CONCURSOS Y FESTIVALES

Los concursos y festivales que se celebran en torno a la preparación del cabrito tienen como objetivo preservar y difundir las tradiciones gastronómicas del estado, así como generar una derrama económica.

Estos festivales se celebran año tras año con gran éxito y cada vez atraen más las miradas del turista estatal, nacional e internacional.

Es importante mencionar que cada festival busca conjugarse con alguna característica propia del municipio, como, por ejemplo, cabalgatas, carreras, exposiciones, rodeos, fiestas patronales, música, etc.

COCINERAS TRADICIONALES

Una cocinera tradicional es aquella mujer que ha dedicado su vida desde la infancia a cocinar los platillos típicos de su localidad sin alterar la tradición. Son mujeres que aprendieron tras el fogón de sus casas y bajo la tutela de sus madres y abuelas y las podemos encontrar en los corredores gastronómicos locales.