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Buenos Aires-Patagonia, un viaje al fin del mundo.

ENTRE LOS MUCHOS Y VARIADOS ITINERARIOS TURÍSTICOS QUE ARGENTINA OFRECE AL VISITANTE, EL SUR DE LA PATAGONIA ES UNO DE LOS MÁS POPULARES E IMPRESIONANTES, CON CIUDADES MUY ATRACTIVAS COMO USHUAIA YEL CALAFETE

TEXTO Y FOTOS: JOSÉ CARLOS DE SANTIAGO

La región de Iberoamérica y el Caribe —incluidas todas sus islas—, constituye un área de inmensa riqueza natural, cultural y patrimonial. Puede presumir de su inmenso potencial turístico, lo que hace posible el desarrollo de actividades tan variadas como atractivas.

Con el paso de los años, y habiendo desandado toda Iberoamérica, las experiencias y conocimientos se acumulan, y, llegado un momento, deseas conocer algo más, algo que te sorprenda y emocione. Tuve esa oportunidad hace bastante poco, cuando en el mes de noviembre me propusieron regresar a Buenos Aires para asistir a la Feria Internacional de Turismo de Argentina. Acepté la propuesta y con otros dos amigos emprendí el camino hacia el país más austral de América.

Entre los muchos y diversos itinerarios turísticos que esta nación ofrece, tras concluir el evento decidimos viajar al sur de la Patagonia argentina, para visitar las

ciudades de Ushuaia, conocida como la tierra del fin del mundo, y El Calafete.

Las experiencias vividas por este viajero en esos apenas cinco días, fueron similares a la sensación que despierta un libro largamente añorado cuando al fin lo tenemos entre nuestras manos.

USHUAIA, LA CIUDAD MÁS AL SUR

Para llegar desde Buenos Aires hasta el fin del mundo podemos ir en avión, en un viaje de casi 4 horas, o en coche, donde necesitaríamos al menos 37 horas para recorrer los más de 3 000 km que nos separan de nuestro destino.

Una visita a la ciudad de Ushuaia, la cual inspirara a Julio Verne para escribir su obra «el Faro del fin del mundo», es una experiencia que no te puedes perder.

Las disputas históricas por ese término y territorios con Chile me permiten introducirles en nuestras vivencias en la Tierra del Fuego. Ushuaia es considerada como la ciudad más austral del mundo, aunque los chilenos disputan el término «más», intentando convertir la base militar de Puerto Williams en una ciudad, para que, por una diferencia de algunos metros, sea considerada como la más cercana al Polo Sur. Sin embargo, la ciudad chilena de Puntas Arena está más al norte que Ushuaia. Son disputas con poco sentido, pero como siempre ocurre en estas peleas geo-políticas, existen intereses menos claros u ocultos.

Fue en 1902, cuando los argentinos decidieron poblar esta remota e inhóspita

parte de su país, para que las disputas territoriales con Chile quedaran bien enmarcadas. Lo hicieron construyendo una cárcel -la cárcel del fin del mundo-, así, entre presos y cuidadores, constituyeron el primer núcleo poblacional. Llegó a tener más de 500 reclusos de alta peligrosidad y algunos presos políticos.

Instalada al principio en un islote junto al faro, después de otro asentamiento, se decidió la construcción de lo que fue uno de los presidios más duros del mundo: por sus extremas condiciones climatológicas -20 grados bajo cero o más, y el aislamiento casi absoluto- la comida llegaba por barco cuando podía, cada 3 meses con suerte. Entonces, alrededor del presidio, fue naciendo la ciudad de Ushuaia.

En el año 1947 Perón cerro la cárcel, pasando a convertirse sus instalaciones en parte de la institución militar.

Como miembros de la Orden del Camino de Santiago y de Asicotur (Asociación Internacional de Cooperación Turística), comenzamos nuestro viaje hacia el fin del mundo, con el objetivo de apoyar la creación de rutas turísticas y la posibilidad de que se estableciera un monolito iniciático para que las personas que lo deseen puedan comenzar su ruta hacia Santiago de Compostela desde la «ciudad del fin del mundo».

Así, con este primer artículo, damos inicio a una serie de trabajos donde, desde Excelencias, comentaremos sobre qué lugares se deberían visitar en Iberoamérica.

Ushuaia es una ciudad situada al final de la Patagonia argentina, en el archipiélago Tierra del Fuego, rodeada de montañas, glaciares y por el canal de

Beagle. Desde su bahía, al otro lado, se puede divisar Chile, donde un ferry traslada a las personas a través del canal para abastecerse en esta ciudad, pues Puerto Williams no tiene las condiciones que los habitantes precisan. En el parque de Tierra del Fuego las montañas unen los dos países. Aunque el hombre cree fronteras, la naturaleza siempre las supera.

Cuando llegas a Ushuaia en la estación cálida, (noviembre a marzo), el paisaje es impresionante, la nieve en las montañas, la bahía y el canal forman un conjunto bellísimo. Las distancias son cortas y desde el aeropuerto a la ciudad son solo 15 minutos. Lo importante es cambiar en cuanto llegas al país en una casa de cambio lo que allí llaman dólar «blu», que en esos días era de un dólar por 200 pesos argentinos - si cambias en un banco o pagas con tu tarjeta de crédito, el cambio es de 1 dólar por 106 pesos. De esta forma, para un extranjero los precios de una ciudad turística y cara –un

taxi cuesta unos 3 000 pesos, 15 dólaresse hacen asequibles.

Nos alojamos en el hotel los Altos de Ushuaia, muy cerca de la ciudad, con excelentes vistas de la bahía, en la base del camino hacia la montaña, con un jacuzzi exterior que te permite disfrutar de los exquisitos paisajes.

La restauración tiene algunos restaurantes interesantes, como Chef Manu: las vistas de la montaña y la ciudad son excelentes, comida francesa y un cocinero estelar; y Volver, en el paseo marítimo, muy personal y turístico; los mariscos son su especialidad, así como las carnes añejadas.

¿Qué podemos ver o hacer en Ushuaia? Trekking, caminatas hacia las lagunas, la turquesa o la esmeralda, los glaciares cercanos, la visita al Parque Nacional Tierra del Fuego…y fotos, muchas fotos.

La entrada a este último tiene un precio diferenciado para argentinos y extranjeros. Si viajas a Ushuaia, esta excursión, desde mi punto de vista, es obligada. Se puede hacer por la mañana y después, en la tarde, combinarla con un viaje en catamarán. Esto es posible solo en verano, pues en invierno, al tener muy pocas horas de luz y el frio ser tan intenso, no se puede hacer.

También se puede realizar con una combinación de autobús y el Tren del Fin del Mundo. Es un viaje bonito, que nos permite adentrarnos en la historia del tren de vía estrecha que se utilizaba para trasladar la madera hacia el pueblo desde el parque, donde trabajaban presos. El tren,

con sus tres categorías, turista, primera clase y VIP, ofrece opciones para todos los bolsillos. El viaje en el vagón VIP es muy agradable y, con el excelente desayuno incluido en el precio y servicio esmerado, se vive una cómoda experiencia. Con sus paradas intermedias y las explicaciones por megafonía merece la pena hacer el recorrido.

Después, el autobús nos recoge y nos lleva a conocer las otras partes visitables del parque y te devuelve a la ciudad, donde salen los catamaranes para ir a visitar los glaciares con su fauna de pingüinos, cormoranes, o el faro del fin del mundo.

También puedes hacer cruceros para visitar la Antártida, viajar a Chile y, si vas en invierno, esquiar en las pistas más cercanas; los muy expertos pueden hacer esquí libre, (solicitando los permisos adecuados), usando el helicóptero que también hace vuelos turísticos. Los más atrevidos pueden hacer buceo en el fin del mundo. Otra cosa que puede encontrar en invierno son las carreras de coches sobre nieve o hielo.

En la ciudad, el Museo Marítimo y del Presidio, que ocupa el edificio del Ex Presidio de Ushuaia, así como la galería de arte marino, en esta misma instalación, son visitas obligadas. También, en la calle más importante, se encuentra un museo muy particular, donde se puede conocer, en un breve documental, la historia de las etnias que vivieron en estas tierras y la formación de la ciudad. La recreación con esculturas a tamaño natural de las diferentes épocas y con personas representando los oficios y actividades que dieron lugar a la creación de Ushuaia, merece la pena.

En este breve viaje, 3 días nos dieron tiempo para hacer una caminata, recorrer el Parque Nacional Tierra del Fuego, visitar el museo de la prisión y hacer un paseo de casi cinco horas en catamarán, donde accedimos a las islas de los Lobos, de los Pájaros, al Faro Les Eclaireurs (faro del fin del mundo) y ver un iceberg. Se pueden hacer muchas fotografías, pues anochece sobre las 12 de la noche, por lo que son casi 20 horas de luz.

En mi opinión, poder sentir y apuntar en tu agenda de viajes que has estado en «el fin del mundo», es una de las razones para hacer tan largo recorrido.

La temperatura en esta época se mantiene entre los 2 y 12 grados, pero eso depende del viento, que hace que la sensación térmica sea gélida cuando sopla. Puede llover y salir el sol, todo en un mismo día de verano. En invierno las temperaturas pueden ser inferiores a los 20 grados bajo cero.

LOS GIGANTES DE HIELO DE EL CALAFETE

Desde Ushuaia se puede tomar un vuelo de casi 2 horas (frecuencia 2 días a la semana) o elegir cubrir en coche –tomará 10 horas- los casi 900 km que nos separan de El Calafate, la ciudad turística más urbanizada de la provincia de Santa Cruz, donde la familia Kirchner tiene su residencia favorita.

Viajando en verano se disfruta, al igual que en Ushuaia, de muchas horas de luz. Aquí se encuentra el glaciar más famoso del país, el Perito Moreno, que lleva el nombre del técnico que determino la frontera de chile con Argentina; también

En la ciudad la cárcel, el museo del fin del mundo, la galería de arte, son visitas obligadas. También, en la calle más importante, se encuentra un museo muy particular, donde se puede conocer, en un breve documental, la historia de las etnias que vivieron en estas tierras y la formación de la ciudad

el glaciar Spegazzini y el Upsala, todos formando parte del Parque Nacional de los Glaciares. El deshielo de los mismos creó el lago Argentino, el tercero mayor de Suramérica, el cual cambia la tonalidad de sus aguas dependiendo del ángulo de la luz solar; un espectáculo que se desfruta en el camino del aeropuerto hacia la ciudad. Sus colores azul intenso, como si se tratase de las aguas del mar Caribe, te sorprenden. Se trata de un efecto producido por la reflexión de la luz sobre las partículas del mineral que desprende el fondo con el roce del hielo (iceberg), al desplazarse por el rio Santa Cruz, que desemboca en el Océano Atlántico. Pero el lago cambia su color dependiendo de la parte de él que observemos.

Llegamos a las 2 de la tarde y nuestros anfitriones nos llevaron a conocer en coche el glaciar Perito Moreno. Algo menos de una hora nos llevó este camino. Allí, por un conjunto de pasarelas metálicas, que me recordaron las de las cataratas de Iguazú, muy bien cuidadas y señalizadas (nos explicaron que las pasarelas son del mismo constructor que las de las cataratas), se puede apreciar la belleza e imponencia de este glaciar: paredes de hielo de más de 70 metros de altura, más de 160 km de longitud y unos colores increíbles, pues la luz del sol le confieren tonos azulados brillantes, que contrastan con el blanco del hielo.

También nos sorprenderá el color oscuro, como si fueran vetas en el hielo, procedente de las piedras desgastadas del fondo, que van formando capas y tarda siglos que se puedan apreciar fuera el agua.

El espectáculo continúa, pues el deshielo hace que el glaciar se vaya rompiendo, provocando un ruido tremendo en medio del silencio reinante en estos parajes. Cuando caen al agua, los trozos de hielo generan grandes olas, por eso las embarcaciones no pueden acercarse mucho a esta zona; pero ver cómo ese pedazo de pared se ha desprendido es todo un acontecimiento. Después, ya en el agua, se le denomina «iceberg», con la característica de que, en esta agua, menos densa que la del mar, tan solo una décima parte de él se aprecia desde la superficie; en el mar sería una tercera parte.

Las proporciones de los iceberg pueden sorprender cuando te cruzas con ellos, pues sobrepasan la tercera cubierta de unos de los grandes catamaranes que hacen la excursión. Si la embarcación es pequeña, es cuando mejor se aprecia el tamaño de estos gigantes, liberados de su prisión en la lengua del glaciar.

SOLO PATAGONIA, EXPERIENCIA, AVENTURA, Y CONFORT

Al día siguiente, nos embarcamos en una especial excursión por el lago Argentino para visitar la bahía de Onelli, el glaciar Upsala y el Spegazzini. Para ello nos pusimos en manos del más antiguo y poderoso de los turoperadores de El Calafete, Solo Patagonia, con 60 años de experiencia.

Las proporciones de los iceberg pueden sorprender cuando te cruzas con ellos, pues sobrepasan la tercera

cubierta de unos de los grandes catamaranes que hacen la excursión.

Si la embarcación es pequeña, es cuando mejor se aprecia el tamaño de estos gigantes, liberados de su

prisión en la lengua del glaciar

Para realizar estas excursiones cuentan con grandes catamaranes con más de 300 asientos y tres cubiertas. En la superior y en la parte delantera o castillo de proa se encuentra un espacio VIP, llamado «el club del capitán». Se puede pagar una diferencia para viajar en este lugar, con butacas como las de primera clase de un avión, barra libre, desayunos y comidas incluidas, atención personalizada y 2 balcones desde donde se puede observar, sin las aglomeraciones de las otras cubiertas. Además, ofrece prioridad en embarque y desembarque. Recomendamos utilizar este servicio, si lo haces en verano es buenísimo, pero si lo haces en invierno es aún mejor.

Las otras cabinas son igualmente confortables, pues las embarcaciones son muy modernas y seguras.

Las experiencias de viaje de estos días han sido inolvidables, gracias también a nuestros caballeros de la Orden del Camino de Santiago, que nos asistieron en todo momento.

Por último, me queda resaltar un hostal a 45 minutos de la ciudad de El Calafate, cuyo nombre proviene de la lengua original de los antiguos habitantes de esa área. Es la única casa de esas características al pie del glaciar Perito Morenos. Su actual propietario, es heredero de una familia de antiguos colonos de esas tierras y tiene una excelente historia para contar. Una parte de esta propiedad de 20 000 hectáreas se encuentra dentro Parque Nacional de los Glaciares, lo que la convierte en un atractivo lugar desde el cual realizar una excursión en barco pequeño, partiendo del embarcadero de la finca. Toda una aventura sobre la que le contaremos en nuestro próximo número de Excelencias.

Nos embarcamos

en una especial excursión por el lago Argentino para visitar la bahía de Onelli, el glaciar Upsala

y el Spegazzini.

Sumario

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2022-01-16T08:00:00.0000000Z

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