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Rodar La Habana en modo clásico

ERAN CASI 150 000 EN TODA CUBA EN LA DÉCADA DE 1950, LA MAYORÍA RODANDO SOLO EN LA CAPITAL. HOY QUEDA LA MITAD, PERO AÚN BASTAN PARA SER MUY VISIBLES Y DAR CARÁCTER A LAS CIUDADES

TEXTO: FABIO MARTÍN FOTOS : DENY EXTREMERA Y ARCHIVO EXCELENCIAS

Muchas cosas hacen única a Cuba, una de ellas, el ejército de viejos autos americanos, mayormente de las décadas de 1940 y 1950, que andan por sus calles y carreteras. En La Habana son parte inseparable del paisaje urbano, atracción patrimonial y garantía para una de las experiencias que ofrece al visitante la ciudad.

Entre los viejos autos de Cuba hay muchos sobreexplotados y modificados, generalmente convertidos en taxis colectivos. Otros de colores vivos y que asombrosamente lucen como nuevos se dedican a recorridos para turistas, y hay algunos de colección, vistosos, bien conservados, destinados a dar lujo y el placer de la exclusividad a sus propietarios.

Eran casi 150 000 en toda Cuba en la década de 1950, la mayoría rodando en La Habana. Hoy queda la mitad, pero aún bastan para ser muy visibles en todas partes y dar carácter a las ciudades. Permanecen entre nosotros por necesidad, gracias a la inventiva del cubano y, cada vez más en los últimos años, por pura pasión por lo vintage.

Para los paseos por La Habana, en caravana o en solitario, muchos son descapotables. Por eso, no olvide sombrero o gorra, gafas oscuras, camisa de mangas largas, fresca, y protector solar.

Es rodar sobre historia, en un clásico. Ahora viaja en uno de aquellos autos que podían llegar a Cuba en solo horas desde los puertos del sur de Estados Unidos.

En una época, la isla llegó a ser el mayor importador de autos americanos en América Latina. Circulaban por doquier las marcas estadounidenses Chevrolet, Ford, Cadillac, Dodge, Buick y Chrysler. Modernos y cómodos autos Plymouth, Oldsmobile, Pontiac, Mercury, Studebaker y Packard se vendían en lujosas agencias.

Llegó a suceder que algunos últimos modelos circularon en Cuba antes que en los propios EE.UU. Algunos estadounidenses los compraban en La Habana y los llevaban a EE.UU. en

En Cuba le espera una flota diversa y numerosa

de autos clásicos

ferries que iban de la capital cubana a la Florida.

Mientras recorre la ciudad, desde el Centro Histórico con su empaque colonial al Miramar de mansiones y residencias del movimiento moderno, o por la carretera que bordea el Almendares entre la vegetación tropical del bosque de La Habana, podrá ver de cerca las maravillas de la urbe y a la vez escuchar historias, de autos clásicos o de los sitios que va descubriendo.

Algunos alquilan recorridos, otros escogen los autos clásicos para un viaje a la playa o para ir al establecimiento que le han recomendado o del que ha sabido en internet, un bar o un club, un café o restaurante o galería de arte.

A veces, para aventurarse a lugares en la periferia como Finca Vigía, de Hemingway, quien llegó a tener siete de estos elegantes autos mientras vivió en la capital cubana, entre ellos un lujoso Chrysler New Yorker De Luxe de 1955, uno de los dos que entraron a Cuba y que era manejado por el propio escritor. Fue encontrado hace unos años, devuelto a la finca museo y comenzó un esfuerzo casi de novela para restaurarlo.

El día que falten estos clásicos rodantes, La Habana se verá distinta y seguramente se les extrañe. Han resistido más de 60 años. Muchos lucen cansados y maltratados, en gran parte convertidos en taxis de ruta. Otros han sido conservados y restaurados, para el placer de sus dueños o renta de itinerarios y viajes turísticos. Hay una “clase alta”, aquellos que no han sido modificados, que conservan piezas, accesorios y asientos originales.

En Cuba le espera una flota diversa y numerosa de autos clásicos. Rodar por la ciudad en esta aventura vintage es una experiencia única en La Habana.

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2022-05-01T07:00:00.0000000Z

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