Vuelta Abajo, la tierra de origen del Habano

ENTRE LOS LUGARES MÁS HERMOSOS DE CUBA SE ENCUENTRAN LOS CAMPOS DE VUELTA ABAJO, VERDADERA POSTAL DE LA RELACIÓN HOMBRE Y MEDIO CUANDO ENTRE FINALES Y PRINCIPIOS DE AÑO SE CUBRE DE PLANTAS DEL MEJOR TABACO DEL MUNDO

Pinar del Río es la más occidental provincia de Cuba. Su capital se encuentra a 127 km de La Habana y de ella a los campos tabacaleros de Vuelta Abajo (D.O.P)* se requieren apenas 30 minutos más de viaje en auto por la carretera que lleva a San Luis y San Juan y Martínez, epicentro del cultivo de las hojas para los Habanos.

Las características del suelo, el clima, una arraigada cultura del manejo de las plantaciones y la tradición centenaria de los vegueros se combinan de forma muy particular en la zona, reconocida desde hace siglos como la mejor tierra del tabaco negro del mundo, cuna del Habano y único lugar

que lo define en sus esencias desde el propio origen.

Seguir la ruta del mejor tabaco del mundo hasta su lugar de origen es una de las experiencias imperdibles si se está de visita en Cuba, no solo para los amantes de los puros premium, sino para quienes gustan del turismo comunitario y sostenible.

La región que abarca las comarcas de San Juan y Martínez

Seguir la ruta del mejor tabaco del mundo hasta su lugar de origen es una de las experiencias imperdibles si se está de visita en la isla caribeña, no solo para los amantes de los puros premium, sino para quienes gustan del turismo comunitario y sostenible

y San Luis es conocida como Vuelta Abajo, pero hay que saber que también allí hay diferencias de suelo y de condiciones naturales, y por lo tanto distritos, extensiones o sitios en cierta medida superiores a otros, entre cuyos lindes se localizan las llamadas vegas de primera, una categoría avalada por el Instituto de Investigaciones del Tabaco para las tierras donde se cultivan las hojas para los Habanos.

Son vegas que tienen su propio estilo especial de trabajo y cultivo, en las que el veguero es también referente de habilidad y éxito, algo así como un superdotado o patriarca rural, poseedor de todos los secretos del campo y del complejo cultivo y manejo del tabaco.

Como hay dos formas diferentes de cultivarlo, a un lado y otro de la carretera pueden verse vegas de tabaco al sol, de intenso color verde, y otras que crecen cubiertas

por una fina tela blanca para tamizar el sol, lo que, a la vez que favorece el crecimiento de las hojas, evita que se tornen fibrosas, ásperas o gruesas.

De las vegas tapadas se extrae la capa, hojas muy delicadas, finas y de suave textura, utilizada en el torcido manual para la terminación y elegante apariencia final de estos centenarios reyes del buen gusto y el glamour, obra de la paciente dedicación y experiencia de los tabaqueros cubanos desde el campo hasta la industria.

Los campos al aire libre, por su parte, abarcan las mayores superficies y proveen las diferentes hojas que componen la tripa de un habano, así como el capote, usado para envolver ese conjunto preliminar (la ligada), y que caso por caso responde a una antigua dosificación que distingue y diferencia cada marca tradicional de Habanos y sus vitolas.

Las cualidades excepcionales de los suelos (arenosos, sueltos y ricos en minerales), una humedad relativa de más o menos 70 por ciento y la temperatura mucho más fresca de los primeros meses del año –como complementos decisivos para este cultivo–, han definido que se produzca allí una materia prima superior a la que se obtiene en otros sitios de Cuba y el resto del mundo.

Después de su «corta vida feliz en el campo», parodiando el título de uno de los cuentos de Hemingway en su libro Las nieves del Kilimanjaro, las hojas recolectadas en los campos deberán reposar suspendidas de finos cujes en las casas de tabaco, esos colosos de la arquitectura rural cubana que son parte del paisaje en los cuatro puntos cardinales de Vuelta Abajo.

Entonces experimentarán una primera fermentación y comenzará para ellas un largo camino de años, mutando o transformándose, hasta completar el ciclo evolutivo que las llevó de cimiente a convertirse en Habano. Pero ese es material para otro artículo.