Coco

de cierta película, lugares de rodaje de producciones cinematográficas; ciudades en donde se ubican grandes estudios cinematográficos; poblaciones ligadas a la vida de actores, productores, guionistas o directores; museos, plazas y otros lugares relacionados con el cine; y sitios donde se realizan proyecciones de películas al aire libre: jardines, parques, plazas, playas y monumentos.

Mucho de ello tiene México, que ha recurrido incluso a la explotación de escenografías: una estrategia empleada por estudios que han tenido pocas películas, pero de gran repercusión, y reutilizan los escenarios para promocionar un destino turístico.

Ese es el caso de Baja Film Studios, en la localidad de Rosarito, Baja California, donde se hallan los platós y tanques de agua para grabación más grandes del mundo, y donde se filmaron éxitos como Titanic y Pearl Harbor.

No debe olvidarse, tampoco, que México posee una larga tradición de cine propio, con momentos cumbres y figuras adoradas mundialmente como María Félix, Cantinflas, Pedro Infante, Salma Hayek, y Gael García Bernal.

La diversidad de paisajes, la riqueza cultural (artística, gastronómica, musical), el desarrollo de infraestructura para la cinematografía, y, por supuesto, la cercanía a

Estados Unidos, han hecho de este territorio uno de los preferidos de Hollywood fuera de las fronteras estadounidenses.

La agencia Despegar, empresa de viajes líder en Latinoamérica, elaboró un listado con cinco lugares mexicanos que sirvieron de inspiración para películas y son prometedores destinos turísticos.

Entre ellos están Real de Catorce, en San Luis Potosí, donde se rodó el filme La Mexicana (2001), con Julia Roberts y Brad Pitt. El pueblo, ubicado en la Sierra de Catorce, y al que se puede llegar atravesando el Túnel de Ogarrio, a pie o en un 4x4, resalta por su arquitectura colonial.

Allí no solo se puede pasear a caballo o comprar artesanía típica, sino también visitar Wirikuta, el sitio sagrado de los huicholes, donde resalta el paisaje del desierto.

Coco (2017), la película animada de Disney, fue un éxito taquillero, que catapultó el interés por la celebración del Día de Muertos. Por eso ahora se promociona la visita a la Isla de Janitzio, en Michoacán, ubicada en el lago del pueblo de Pátzcuaro, que inspiró la historia.

Durante el Día de Muertos en la isla se apagan todas las luces, y solo quedan encendidas miles de velas. El paseo en lancha hasta allí, el recorrido por sus angostos callejones, la danza de los viejitos en la plaza principal, la gastronomía local y el mirador de José María Morelos y Pavón, son algunos de sus atractivos.