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El paraíso de la coctelería

TEXTO: ROLANDO PUJOL FOTOS: ROLANDO PUJOL Y ARCHIVO EXCELENCIAS

CUANDO SE HABLA DE COCTELES Y CUBA, LA HISTORIA Y LAS REFERENCIAS PUEDEN LLENAR CENTENARES DE PÁGINAS. CULTURA, IDENTIDAD Y PERSONALIDAD DE LOS CUBANOS CONTRIBUYERON NOTABLEMENTE AL DESARROLLO DE LA INDUSTRIA RONERA A LO LARGO DE MUCHOS AÑOS. A LA VEZ, EL BUEN HACER DEL RON SE INSERTÓ EN EL BAGAJE CULTURAL DE LA ISLA

Desde las bondades de la naturaleza para el cultivo de la caña de azúcar en la isla –«la mejor materia prima que existe», decía don Facundo Bacardí en El libro de Cuba (1925)–, hasta la manera única de hacer el ron ligero, ciento por ciento natural; las reservas muy añejas y el conocimiento, la herencia, la magia de los maestros roneros, declarados Patrimonio Cultural de la Nación en 2016.

La Habana ha sido por mucho tiempo paraíso de la coctelería, con una tradición de bares desde el siglo XIX; algunos de los cocteles más famosos y cantineros experimentados que han sabido conjugar tradición, modernidad y creatividad en las mezclas. No es de extrañar entonces que en 2018 mereciera el título de Capital Iberoaméricana de la Coctelería, otorgado por la Academia Iberoamericana de Gastronomía.

Los visitantes aprecian, sobre todo, dos de los cocteles más internacionalizados, el mojito y el daiquirí, así como una amplia carta de creaciones, con sabores delicados nacidos en la mezcla perfecta de rones de producción nacional con zumos de frutas tropicales en matrimonio con esencias intensas creadas por Havana Club y otras prestigiosas marcas roneras del patio, que se solapan y cuentan infinidad de historias a través de los sentidos.

Tomarnos un coctel en cualquiera de los bares emblemáticos de la capital cubana nos remonta a los campos de caña de azúcar en esos fríos amaneceres del mes de enero, cuando el tallo de la planta se prepara para la cosecha concentrando la sacarosa, que cristalizada en la industria aportará la melaza

para la producción de aguardientes intensos y transparentes, que luego en la barrica de roble y tras regalarle a los ángeles su porción, se convertirá en el ron de primera calidad en las destilerías cubanas.

El carácter festivo del cubano ha contribuido, a lo largo de la historia, a confrontar con benevolencia las dificultades y a no perder cada oportunidad de celebración, donde el ron es un amigo generoso del que no se puede prescindir.

La coctelería nació en Cuba con la bebida rústica de los guerrilleros cubanos, los mambises, que combatieron durante más de 30 años contra el colonialismo español en la segunda mitad del siglo XIX.

Canchánchara denominaban a una bebida reconfortante a base de aguardiente, miel y limón que consumían con frecuencia, servida en jícara de güira, para restablecerse de los rigores de la guerra y la vida en el monte. Terminada la guerra, comenzando el siglo XX, Cuba se abrió a nuevas influencias universales y los gustos de una clase alta criolla y foránea, que iba abriendo espacios bohemios en sitios emblemáticos de la ciudad, transitando del consumo de simples sorbetes de frutas y del vino amable de los ibéricos a la experiencia del sabor intenso y amaderado de los destilados producidos en el oriente por Don Emilio Bacardí y otros de menor calibre que iban ocupando un lugar en bares, cantinas y restaurantes.

Empeñados en ganar clientes de todas las esferas sociales y, sobre todo, a las mujeres que comenzaban a frecuentar los bares, los cantineros emprendieron la tarea de crear sabores nuevos combinando rones y zumos de cítricos y otras frutas y en particular con los refrescos de cola procedentes de los Estados Unidos, dando lugar al nacimiento de una de las mezclas emblemáticas de la coctelería universal, el Cuba Libre, por coincidir con el fin de la dominación española.

Desde entonces, la coctelería cubana ha transitado por una constante renovación, sin perder la tradición de su carta de clásicos, nacionales y universales.

Los cantineros, integrados en la Asociación de Cantineros de Cuba, participan con éxito en competencias internacionales y desarrollan un amplio programa de actividades durante todo el año.

Celebraciones como El Rey Daiquirí, en el afamado bar restaurante Floridita, clases magistrales internacionales para cantineros patrocinadas por Havana Club Internacional, los Gran Prix y otros eventos donde la coctelería, el Habano y la buena mesa entran en comunión, y forman el universo de los amigos de la coctelería en Cuba.

POR LA RUTA DEL COCTEL CUBANO

Para vivir esta experiencia no deben dejar de visitarse sitios emblemáticos de la capital como El Floridita, el restaurante-bar más antiguo de Cuba, considerado el templo del daiquirí e inmortalizado en la literatura por el Premio Nobel Ernest Hemingway.

Tampoco la Bodeguita del Medio, el lugar donde el mojito alcanzó celebridad. Con una barra considerada entre las mayores del mundo, el Sloppy Joe es el bar por excelencia de La Habana; allí en un ambiente de la primera mitad del siglo XX, se podrá degustar una impresionante carta de cocteles.

Otros bares que no deben faltar en esta especie de tour son el Vista al Golfo, del Hotel Nacional, construido para complacer a los turistas norteamericanos durante la Ley Seca en 1930, y los bares y restaurantes del hotel Habana Libre, otro clásico de los años cincuenta.

Como exponentes de una nueva coctelería de alto estándar el visitante podrá emprender una aventura de descubrimiento por zonas próximas al Parque Central, La Rampa y la Calle 23 y en el corazón de La Habana Vieja.

SUMARIO

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2022-11-10T08:00:00.0000000Z

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