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Indígenas, el fin del mito de la extinción absoluta

¿QUEDA AÚN DESCENDENCIA VIVA DE LOS HABITANTES DE CUBA ANTERIORES A LA LLEGADA DE LOS EUROPEOS DURANTE EL PROCESO DE CONQUISTA? ESTUDIOS GENÉTICOS, ETNOGRÁFICOS, SOCIOLÓGICOS Y ANTROPOLÓGICOS HAN DADO RESPUESTA A ESA INTERROGANTE

TEXTO: YISELL RODRÍGUEZ MILÁN FOTOS: HÉCTOR GARRIDO

Hay muchas formas de contar la memoria de una nación. Historia, arte, ciencia… las disímiles maneras de hurgar en el pasado colectivo ayudan a garantizar una mayor conciencia del quiénes somos, al tiempo que desmontan verdades supuestamente confirmadas para abrir así el camino hacia nuevos conocimientos sobre nosotros mismos.

El proyecto Cuba Indígena, articulado desde distintos saberes para profundizar en las raíces del país, logró eso al desmontar, con pruebas, el fin del mito de la extinción absoluta de los habitantes originales de la Mayor de las Antillas del Caribe.

Varias certezas acompañarán al viajero que, curioso, busque desentrañar las profundidades de la Isla. Una de ellas es que esas personas con rasgos indios típicos que verá a su paso por las tierras de Baracoa, Yateras, Guantánamo, Holguín… sí son descendientes vivos de los pueblos y etnias que poblaban la región hasta la llegada de Cristóbal Colón en 1492.

De acuerdo con la investigación realizada, su ADN hoy se encuentra diseminado por toda la geografía nacional. No desaparecieron. No se extinguieron. O no del todo

Se invisibilizaron durante 500 años hasta perder su identidad, que ahora les es devuelta tras comprobarse que la genética de los amerindios no se reduce a las montañas, sino que puede encontrarse en toda la geografía de Cuba, aunque existe una mayor concentración en las comunidades rurales estudiadas en las provincias orientales donde, además, existe documentación histórica que vincula los procesos de las encomiendas del siglo XVI con los habitantes actuales.

Editado originalmente por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) junto a la Editorial Polymita, toda esa investigación fue recogida en el libro «Cuba Iluminada hoy: sus rostros y ADN», de los autores Beatriz Marcheco, quien es médico genetista; Alejandro Hartmann, historiador; Enrique Gómez,

sociólogo; Julio Larramendi, fotógrafo y coordinador editorial; y Héctor Garrido, director del proyecto Cuba indígena.

Con Garrido conversamos desde Excelencias Turísticas del Caribe y las Américas, tras conocerse que su proyecto resultó finalista en los Premios Excelencias Cuba realizado este 2023.

UNA IMAGEN VALE MÁS…

Héctor Garrido es un fotógrafo andaluz residente en Cuba que se ha especializado en ciencia y retrato. Su biografía disponible en Internet revela que ha publicado alrededor de 24 libros sobre fotografía y divulgación científica. Además, ha realizado trabajos fotográficos sobre la geometría de la superficie terrestre, series de retratos de personalidades del arte y proyectos de fotografía etnográfica y de naturaleza en América, África y Europa.

Cuando le preguntamos sobre el proyecto Cuba indígena, responde que surge en

el año 2018 durante un viaje a las montañas del oriente cubano que realizó con Alejandro Hartmann, historiador de Baracoa, la primera villa fundada por los españoles en la Isla el 15 de agosto de 1511.

«Durante esa estancia visitamos algunas de las familias que Hartmann señalaba como posibles descendientes de los habitantes originales de Cuba y, tras quedar impresionados con la realidad que el profesor nos mostraba, comenzamos a diseñar el proyecto», explica el artista.

El objetivo del conocido historiador, dice, era acabar con el mito de la extinción absoluta que había imperado durante casi cinco siglos, para lo cual le propuso llevar a cabo una gran exposición de retratos que pudiera exhibirse en Europa y América para mostrar «que la descendencia sigue ahí, viva, en las montañas».

El siguiente paso fue la decisión de que el proyecto fuera irrefutable en sus conclusiones a partir de la incorporación de pruebas genéticas y la participación de expertos de diferentes especialidades de la historia y la etnografía; todo lo cual, junto a la búsqueda de fondos, ocupó casi todo el año 2018.

La doctora genetista Beatriz Marcheco asumió la dirección científica y, una vez completado el equipo, se echó a andar el proyecto desde 2019 hasta finales de 2022, según explica Garrido, con idea de aportar respuestas definitivas a la pregunta de si aún queda descendencia viva de los habitantes de Cuba anteriores a la llegada de los europeos, «una posibilidad que ha sido tradicionalmente negada por la narración histórica imperante desde mediados del siglo XVI».

«Para ello se han utilizado diferentes aproximaciones, siendo las principales la genética y la visual (estudios de genotipo y fenotipo a partir del ADN y los retratos de las personas seleccionadas en representación de cada familia), además de la documentación histórica y la aproximación etnográfica, sociológica y antropológica», añade el director de Cuba indígena, quien durante el proceso de investigación descubrió que tiene en su ADN un ancestro indio arahuaco cubano.

En algunas de las comunidades estudiadas es relativamente frecuente que muchas personas alcancen el 30 % o incluso más de amerindio para el total de su acervo genético

EL RASTRO GENÉTICO Y CULTURAL

Liderados por la doctora Marcheco, los estudios genéticos revelaron que en algunas de las comunidades estudiadas es relativamente frecuente que muchas personas alcancen el 30 % o incluso más de amerindio para el total de su acervo genético. También se estimó en torno al 8% de media de origen amerindio para el total de la población cubana.

«Esa es una huella importante y de la que Cuba debe sentirse orgullosa», señala el fotógrafo, quien agrega que «también hay una herencia cultural que trasciende en muchos casos los límites de las comunidades e incluso las fronteras de Cuba. Hay muchas palabras que son de uso habitual en el idioma español que tienen su origen en el arahuaco y que se han expandido por todas las regiones del planeta junto a la lengua: barbacoa, canoa, huracán, sabana, caimán, hamaca, bohío…».

«En muchas de las comunidades también encontramos otros rastros culturales que han resistido al paso del tiempo, como la fabricación de casabe a partir de la yuca, la construcción de bohíos a partir de la endémica palma real, la fabricación de cutaras y otros utensilios domésticos a partir de la yagua y del yuraguano, etc. Y finalmente en toda Cuba ha habido una persistencia generalizada de la toponimia, abundando los nombres de localidades y regiones que provienen directamente de los usados por los habitantes anteriores a la llegada de los europeos: Baracoa, Camagüey, Guanahacabibes, Guantánamo…, hasta el mismo nombre de Cuba», puntualiza.

LA PARADOJA DE LAS ESCUELAS

Garrido es claro al explicar que, durante los últimos 50 años, han sido desarrollados importantísimos estudios e investigaciones de muchos antropólogos y etnógrafos que han aportado toda clase de pruebas en defensa de la pervivencia de los descendientes de indígenas, pero no se había producido una aceptación por parte de las comunidades científicas ni de los relatores históricos.

Los niños descendientes de amerindios recibían en muchas ocasiones en sus casas el mensaje de sus abuelos conminándoles a no olvidar sus raíces indias, mientras que al llegar a la escuela debían aprender que los indios se habían extinguido

Por eso especifica que Cuba indígena solo ordena y concluye esas investigaciones, aportando una nueva herramienta que es definitiva: el estudio de la ascendencia genética.

«La historia, entendida como el relato histórico imperante y el culturalmente aceptado y transmitido, seguía intacta a pesar de los esfuerzos de los investigadores, y en las escuelas se seguía enseñando que las culturas aborígenes eran algo extinto en el pasado remoto. Se daba la paradoja de que los niños descendientes de amerindios recibían en muchas ocasiones en sus casas el mensaje de sus abuelos conminándoles a no olvidar sus raíces indias, mientras que al llegar a la escuela debían aprender que los indios se habían extinguido definitivamente 500 años antes», analiza.

En su opinión, con este proyecto se abren ahora caminos para nuevas investigaciones que permitan obtener respuestas aún más precisas, aunque es fundamental «que las conclusiones del proyecto sean bien conocidas por la población con el fin de incentivar el respeto a una historia que es aún más rica e interesante de lo que se afirmaba comúnmente».

«Sería muy importante que las nuevas generaciones de escolares ya tuvieran asimilado este conocimiento sobre los orígenes de los cubanos y que pudieran reconocerse en aquellos indios que aún viven de una u otra forma en una gran parte de la población actual de Cuba».

«Definitivamente, y como decía Fernando Ortiz, Cuba es un ajiaco. La diferencia es que ahora sabemos cuál es el ingrediente secreto que hace tan especiales y diferentes a los cubanos: la sazón aborigen», concluyó.

Se estimó en torno al 8% de media de origen amerindio para el total de la población cubana

SUMARIO

es-es

2023-11-02T07:00:00.0000000Z

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https://revistasexcelencias.pressreader.com/article/282153590982046

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